jueves, 15 de octubre de 2015

Primavera

Floreció el malvón "radical" que mi tía bisabuela Luisa Perdomini tenía en su almacén de Ramos Generales en La Rojera, Rojas, BA. Lo de radical es por sus colores, blanco y rojo..., así lo llamaron ellas quién sabe cuándo.
Es una especie antigua y se nota. Tiene mucho tallo, pocas hojas, es de flor simple y florece poco y con esfuerzo. Se toma su tiempo porque carga con más de cien años; y cada vez que deslumbra, convoca las mismas palabras.
Hasta que no se hayan terminado los eslabones, los gajos de mano en mano, de casa en casa, de esperanza en esperanza, hasta que no se llegue a Luisa, que debe haberlo comprado, se pierde en la memoria y se deja acariciar por el sol y el aire.
No requiere muchos cuidados, poca agua. Es rústico. Casi que prefiere quedarse solo al reparito del alambrado o cerca de una pared y crecer a sus anchas. Con el tiempo fue desarrollando esta empatía, sino sería una planta cualquiera, pero por sus vasos microscópicos circula el flujo viscoso de la especie.